Puede que hayas oído hablar de la calificación energética y no tengas del todo claro qué significa. Pues bien, no es un simple papel que te piden para vender una casa. Es mucho más. Es, en esencia, una forma de saber cuánta energía necesita una vivienda para funcionar con normalidad y qué impacto tiene eso en el medio ambiente.
Y sí, cada vez importa más. Quienes compran o alquilan ya no miran solo los metros cuadrados o si tiene terraza: también se fijan en la letra que indica su eficiencia. Porque esa letra —de la A a la G— no solo resume el consumo energético, también dice mucho sobre el confort, el gasto mensual… y el compromiso con el planeta.
¿Por qué debería importarme?
Porque afecta a tu bolsillo, a tu calidad de vida y, de paso, a las emisiones que genera tu casa. La calificación energética mide el uso de energía en climatización, agua caliente, ventilación e iluminación. Una vivienda con buena nota consume menos y mantiene mejor la temperatura. No se trata solo de “gastar menos”, sino de vivir mejor.
Desde 2013, este certificado es obligatorio si vas a vender o alquilar. Y esto va a más: a partir de 2030, solo se podrán comercializar legalmente viviendas con una letra E como mínimo. En 2033, ese umbral subirá a la letra D. Así que, quieras o no, es un tema que toca de cerca a muchos propietarios.
¿Y cómo se consigue esa calificación?
No se hace online ni con una calculadora. Tiene que venir un técnico certificado a ver la vivienda. El proceso va más o menos así:
- Primero, visita el inmueble. El técnico revisa cómo está construido, qué tipo de ventanas hay, cómo entra el sol, qué sistemas de calefacción o refrigeración se usan, si hay paneles solares, etc.
- Después, con esa información, usa un programa oficial (tipo CE3X, HULC o CERMA) que simula el consumo energético de la vivienda en condiciones normales.
- Con eso, se genera un certificado que indica la letra obtenida, el nivel de consumo, las emisiones de CO₂ y algunas sugerencias para mejorar.
- Por último, el documento se registra en el organismo correspondiente de cada comunidad autónoma. Solo entonces tiene validez legal.
¿Y cuánto cuesta?
No hay una tarifa única. El precio depende de varios factores: el tamaño de la vivienda, su ubicación, cómo de fácil es acceder a ella y los honorarios del técnico.
En líneas generales, un piso de hasta 120 metros suele costar entre 60 y 150 euros. Si se trata de una casa grande o un chalet, puede subir de los 200.
Eso sí, conviene pedir varios presupuestos y asegurarse de que el técnico esté acreditado. Y hay un detalle importante: si formas parte de una reforma energética más amplia, podrías optar a subvenciones, sobre todo en el marco de los fondos europeos Next Generation. En algunas comunidades autónomas, estas ayudas cubren buena parte del gasto.
¿Qué influye en la nota?
La calificación energética no depende solo de un factor, sino de un conjunto de elementos que, en conjunto, hacen que una vivienda sea más o menos eficiente. Algunos de los más relevantes:
- El aislamiento: paredes, tejados, suelos… todo cuenta. Si está bien aislado, se pierde menos calor en invierno y se gana menos en verano.
- Las ventanas: las de doble o triple cristal, con rotura de puente térmico, hacen una gran diferencia.
- La orientación: no es lo mismo una casa que da al norte que una que recibe sol directo durante buena parte del día.
- Los sistemas de climatización: hay una brecha enorme entre un aparato antiguo y una bomba de calor moderna o un sistema de aerotermia.
- La presencia de energías renovables: los paneles solares, tanto térmicos como fotovoltaicos, ayudan a depender menos de fuentes contaminantes.
- La iluminación: puede parecer menor, pero cambiar a LED reduce bastante el consumo a lo largo del año.
¿Qué ventajas tiene sacar buena nota?
No es solo una cuestión de orgullo (aunque un poco también). Tener una buena calificación energética trae beneficios reales:
- Ahorras mes a mes en electricidad y calefacción.
- Tu casa vale más si algún día decides venderla o alquilarla.
- Puedes acceder a ayudas y subvenciones si haces reformas que mejoren la eficiencia.
- Ganas en confort: temperaturas más estables, menos humedad, menos frío en invierno.
- Y sí, contribuyes a reducir emisiones. Puede parecer poco, pero suma.
Reformas en Mallorca: el momento ideal para mejorar
Si estás pensando en hacer una reforma integral, es el momento perfecto para mejorar la calificación energética. Muchas decisiones que se toman durante una obra —como el tipo de aislamiento, los materiales, la orientación de las ventanas o la elección de sistemas de climatización— tienen un impacto directo en la eficiencia.
¿Algunas ideas?
- Añadir aislamiento térmico donde antes no había.
- Cambiar las ventanas por modelos más eficientes.
- Renovar los sistemas de calefacción, aire acondicionado o agua caliente.
- Instalar paneles solares.
- Rediseñar los espacios para que entre más luz natural.
En muchos casos, ni siquiera hace falta hacer una reforma gigantesca. A veces, con un par de intervenciones bien pensadas, puedes subir uno o dos niveles en la calificación. Y si lo haces dentro de un programa de rehabilitación, puedes beneficiarte de ayudas públicas.
¿Cómo saber la calificación de una vivienda?
Existe una herramienta pública que te permite consultar este dato. Se llama Geoportal de Certificados de Eficiencia Energética, del Ministerio para la Transición Ecológica. Puedes buscar por dirección, municipio o código postal y ver qué nota tiene una vivienda concreta.
Es especialmente útil si estás comparando pisos para comprar o alquilar, porque añade una capa más de información que, hasta hace poco, la mayoría pasaba por alto.
¿Y cómo está el panorama en España?
Pues bastante mejorable. Según datos del IDAE, más del 80 % de las viviendas en España tienen calificación E, F o G. Es decir, son poco eficientes. Y esto tiene una explicación clara: muchas fueron construidas antes de que existieran normas exigentes en este ámbito.
Esto plantea un desafío, sí. Pero también abre una puerta: hay muchísimo margen de mejora. Rehabilitar viviendas no solo es una necesidad por temas climáticos, también puede revalorizar el parque inmobiliario, generar empleo y mejorar la vida de las personas.
Tecnic Project: reformas en Mallorca con enfoque sostenible
En Tecnic Project llevamos años haciendo reformas en Mallorca, con especial atención a la eficiencia energética. Sabemos que mejorar la calificación energética de una vivienda no es un lujo, es una decisión inteligente. Porque no solo aumenta su valor: mejora tu día a día y reduce el impacto ambiental.
Te acompañamos desde el primer momento. Analizamos tu casa, vemos qué se puede mejorar, buscamos soluciones realistas y te asesoramos en todo el proceso, incluyendo la tramitación de ayudas si procede.
Si te estás planteando reformar, no lo dejes para más adelante. Es un buen momento para dar ese paso hacia un hogar más cómodo, más eficiente y más preparado para el futuro.


