Hoy en día, el plato de ducha de resina se ha vuelto una de las opciones más habituales en las reformas de baño. ¿Por qué? Porque lo tiene casi todo: es resistente, bonito y bastante cómodo de usar. Pero lo mejor es que se fabrica en muchísimas versiones distintas, con colores, texturas y medidas para todos los gustos. Eso facilita mucho las cosas cuando el baño tiene una forma rara o si el espacio está algo justo.
Si estás pensando en cambiar tu bañera o renovar la ducha, puede que te interese conocer bien sus ventajas, qué tener en cuenta antes de instalarlo, cómo mantenerlo en buen estado y, claro, cuánto cuesta. Vamos paso a paso.
¿Qué es un plato de ducha de resina?
Dicho de forma sencilla: es una base para ducha fabricada con una mezcla de resinas y minerales, que lleva encima una capa protectora (normalmente de gel coat). Esta capa lo hace más duro, más bonito y resistente a la humedad. Y como suelen tener entre 2 y 3,5 cm de grosor, se pueden instalar a ras de suelo, lo que queda muy limpio visualmente… y además es más cómodo de usar para todo el mundo.
Ventajas que merece la pena tener en cuenta
Se adapta a cualquier rincón
Una de las cosas más prácticas es que se puede hacer a medida. Y si hay que recortarlo un poco durante la instalación, tampoco pasa nada. Esto viene genial en baños pequeños o con columnas, esquinas raras o paredes que no están rectas (sí, pasa más de lo que parece).
Variedad para elegir
Hay modelos lisos, con efecto piedra, con textura tipo pizarra, colores neutros, colores más atrevidos… Puedes elegir el que mejor encaje con el estilo del baño que tengas en mente. Desde uno moderno hasta algo más clásico. Hay de todo.
Más seguro y agradable al tacto
Muchos modelos tienen superficies antideslizantes con clasificación máxima. Eso significa que reducen el riesgo de resbalarse, algo importante si hay peques o personas mayores en casa. Además, no dan esa sensación fría que tienen los platos cerámicos o metálicos. Son más cálidos al tacto, y eso se nota.
Aguanta bastante bien el trote
No se rompe con facilidad, no se deforma si hay cambios de temperatura ni se estropea por la humedad. Si se cuida bien, puede durar años con buen aspecto. Y cuando algo dura sin dar problemas… eso siempre suma.
Pero no todo es perfecto: algunos puntos a tener en cuenta
No es que tenga grandes fallos, pero sí hay cosas que conviene saber antes de decidirte:
- Al ser más pesados que los de acrílico, hay que colocarlos sobre una base nivelada. Si no, se pueden agrietar con el tiempo.
- No se lleva bien con productos abrasivos o químicos fuertes. El gel coat puede perder brillo o dañarse si no se limpia con cuidado.
- En cuanto al precio, no es lo más caro del mercado, pero tampoco lo más barato. Está en un punto medio.
¿Qué mirar antes de comprar uno?
Grosor y tipo de colocación
Si tienes pensado colocarlo a ras de suelo, fíjate en el grosor. Entre 2 y 3,5 cm es lo más habitual. También se puede poner sobre el pavimento actual, si no quieres hacer mucha obra.
Que el desagüe no se quede corto
Algunos rociadores modernos sueltan bastante agua, así que necesitas una válvula que evacúe bien. No todos los modelos lo hacen igual de bien, así que merece la pena comprobarlo.
Que no resbale
Parece obvio, pero a veces lo olvidamos. Asegúrate de que tenga una buena clasificación antideslizante, sobre todo si en casa hay alguien que necesita un plus de seguridad al ducharse.
Acabado y resistencia
El acabado (el gel coat) tiene que aguantar el uso diario. Es decir, que no se raye con facilidad, que no pierda color con el sol o con el paso del tiempo y que sea fácil de limpiar.
Garantía y repuestos
Lo ideal es que venga con varios años de garantía (al menos cinco) y que puedas conseguir un kit de reparación por si aparece algún rayón o golpe leve con el tiempo. Nunca está de más.
¿Y cómo se instala?
Para que quede bien, la base sobre la que se coloca tiene que estar plana y nivelada. Y es mejor usar adhesivo de poliuretano en vez de mortero, porque así se evitan tensiones que podrían dañar el plato.
El sifón debe estar en un sitio accesible por si un día hay que limpiarlo. Si decides encastrarlo en el suelo (es decir, que quede completamente a ras), hará falta algo de obra para conseguir la profundidad necesaria. Es más trabajo, sí, pero el resultado merece la pena: visualmente queda genial y además mejora mucho la accesibilidad.
Mantenimiento: fácil, pero con cariño
Cuidar un plato de ducha de resina no es difícil, pero hay que hacerlo con algo de mimo:
- Limpia con productos neutros, sin químicos agresivos.
- Nada de estropajos metálicos ni lejías fuertes.
- Para la cal, vinagre diluido o un limpiador específico para baño va de maravilla.
- Y si aparece un pequeño arañazo, hay kits que te permiten repararlo tú mismo sin volverte loco.
Comparativa rápida con otros materiales
Acrílico
Más barato y ligero, sí. Pero también menos resistente. La resina gana en durabilidad y en estética.
Solid Surface
Este es de gama alta, muy bueno y reparable. Aunque también más caro. La resina está en un punto más equilibrado.
Cerámica
Clásica, económica y muy dura. Pero fría, resbaladiza y bastante más pesada. La resina, además de más segura, resulta más actual y agradable al uso.
¿Y el precio?
Depende de lo que elijas, claro. Pero para que tengas una idea:
- Un modelo estándar (120×70 cm) puede costar entre 150 y 300 euros.
- Si buscas algo más grande o con acabados especiales, la cosa puede subir a más de 500.
- A eso hay que sumar la instalación, que suele estar entre 300 y 500 euros, dependiendo de lo que haya que hacer.
En Tecnic Project, somos especialistas en reformas de baños en Mallorca
Si tienes en mente renovar tu baño y crees que el plato de ducha de resina es lo que necesitas, en Tecnic Project te acompañamos en todo el proceso. Te ayudamos a elegir el modelo que mejor encaje contigo y nos encargamos de dejarlo instalado como debe ser.
Llevamos tiempo haciendo reformas de baños en Mallorca, cuidando los detalles y apostando siempre por materiales que den buen resultado. Si quieres un baño funcional, bonito y que dure, aquí estamos. Escríbenos y hablamos sin compromiso.


