Cuando empiezas una reforma en casa, sobre todo en un piso, lo normal es que surjan preguntas. Algunas técnicas, otras legales… y otras que vienen por los vecinos. Una bastante común es: ¿me puede pedir un vecino mi licencia de obra?
Y tiene sentido que lo pregunten. Las reformas generan ruido, entran y salen operarios, se mueven materiales por el portal… Es fácil que alguien se pregunte si todo eso está bien autorizado. Ahora bien, ¿tiene derecho a pedírtela directamente? ¿Estás tú obligado a enseñársela?
La licencia de obra es pública… pero no para entregársela tú
Vamos por partes. La licencia de obra es un documento que da el Ayuntamiento, no algo privado entre tú y el arquitecto. Eso la convierte en información pública. Es decir, cualquier ciudadano puede consultarla —aunque no así como así—. La vía para hacerlo es mediante los canales oficiales, normalmente a través de una solicitud por Ley de Transparencia.
Ahora bien, que sea pública no quiere decir que tú tengas que dársela en mano al vecino de enfrente. Tu relación es con la administración, no con los demás vecinos. Así que, si alguien te la pide, lo más sensato es decirle que puede ir al Ayuntamiento a consultarla.
¿Qué puede pedir realmente un vecino?
La clave está en cómo y a quién se le pide la información. Si alguien tiene dudas sobre tu obra, lo correcto es que lo gestione con el Ayuntamiento. Ellos son los que tramitan las licencias, guardan los expedientes y, si corresponde, dan acceso.
¿Y qué tiene en cuenta el Ayuntamiento? Básicamente, si la persona que lo solicita está afectada de algún modo por la obra o si simplemente tiene curiosidad. Porque no es lo mismo.
¿Y si se considera «interesado»?
Aquí entra la Ley 39/2015, que regula cuándo alguien tiene derecho a intervenir en un procedimiento. Si el vecino es colindante, o si la obra le afecta directamente —por ruido, seguridad o elementos comunes—, entonces podría considerarse interesado. Y eso le da derecho a acceder a cierta información del expediente.
Ahora bien, esto tampoco le abre la puerta a todo. Tiene acceso, sí, pero dentro de unos límites. No es un acceso libre ni total.
Hasta dónde puede llegar ese acceso
Aunque pueda pedir información por la vía legal, el Ayuntamiento tiene que proteger datos sensibles: nombres completos, direcciones, teléfonos, DNI… Todo eso queda fuera.
Y hay otra cosa importante: los proyectos técnicos tienen derechos de autor. Eso significa que no se pueden fotocopiar los planos ni sacar copias de toda la memoria técnica. Lo que sí puede saberse es lo básico: qué tipo de obra es, cuántos metros se van a tocar o si cumple con la normativa. Poco más.
¿Estoy obligado a dársela yo directamente?
No. Si estás reformando tu casa y un vecino te pide ver la licencia, no tienes por qué entregársela. No es tu papel. Lo correcto es indicarle que puede acudir al Ayuntamiento, que es donde se gestiona todo esto.
Así te evitas líos, malentendidos o que acabe circulando información fuera de contexto. Y además, cumples con la legalidad.
¿Por qué es importante tener la licencia bien visible?
Muchas veces estas dudas aparecen cuando hay molestias: taladros, martillazos, materiales por el rellano… Y sí, pueden ser incómodos. Pero si tienes tu licencia en regla y visible (como exige la mayoría de Ayuntamientos), todo cambia.
Ese cartel en la fachada no es solo un formalismo. Da confianza y demuestra que la obra está autorizada. También es una forma de prevenir que alguien te acuse de estar haciendo algo fuera de norma.
Cualquiera puede denunciar, aunque no sea parte directa
Hay otro detalle que conviene tener en mente. En urbanismo existe lo que se llama acción pública. Eso permite que cualquier persona denuncie una posible infracción, aunque no sea la directamente perjudicada.
¿Qué implica? Que un vecino, incluso sin acceso al expediente, puede poner una denuncia si sospecha que la obra no tiene licencia. En ese escenario, tener todo en regla y cumplir el proyecto aprobado es clave. Literalmente, te cubre las espaldas.
Y si hay comunidad de propietarios, el tema cambia
Cuando vives en un edificio con comunidad, el asunto se vuelve más colectivo. Si la reforma toca elementos comunes (la fachada, el tejado, un pilar…), no basta con la licencia municipal. También necesitas el visto bueno de la comunidad.
En estos casos, los vecinos sí tienen derecho a pedir la documentación que justifique que tienes ese permiso. Y con razón. Así que aquí no hay atajos: hay que contar con los dos permisos, el del Ayuntamiento y el del edificio.
¿Qué pasa si el vecino presenta una solicitud formal?
Si el vecino lo hace por la vía oficial —es decir, presenta una solicitud ante el Ayuntamiento—, entonces se abre un pequeño proceso administrativo. El Ayuntamiento revisa:
- Si el expediente de tu obra ya está cerrado o sigue en trámite.
- Si quien lo pide tiene relación directa con la obra.
- Qué datos puede compartir legalmente y cuáles no.
- Si autoriza acceso completo, parcial o lo deniega.
Es una decisión que toma la administración, no tú ni el vecino.
Cómo evitar que esto se convierta en un problema
Para que todo fluya y no se generen tensiones innecesarias, hay algunas buenas prácticas que ayudan mucho:
- Informar previamente a la comunidad de que cuentas con licencia.
- Colocar el cartel en un lugar bien visible.
- Cuidar los horarios y respetar el descanso.
- Tener una copia oficial a mano, por si el Ayuntamiento te la pide.
Nada de esto es complicado, y puede ahorrarte más de un disgusto.
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